
El Colegio Profesional de Economistas de Sevilla ha presentado en la mañana del 17 de julio en la sede colegial el XXV Barómetro Económico de Sevilla, donde se señala como punto fundamental que la economía sevillana consolida su crecimiento. En el informe, que realiza en colaboración con la Universidad Loyola Andalucía, se anticipa una fase estable y sostenida de crecimiento para la economía sevillana durante los años 2025 y 2026. Igualmente se indica que la provincia experimentará un incremento del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,4% en 2025 y del 2% en 2026, alineándose con las tendencias de crecimiento observadas en Andalucía y España. Así se desprende del análisis del índice sintético BES para Sevilla y provincia.
El mercado laboral sevillano presenta una evolución particularmente favorable, con estimaciones de crecimiento del empleo del 3% en 2025 y del 1,4% en 2026. Paralelamente, se prevé una notable disminución de la tasa de paro, que podría situarse en torno al 10,8% en 2026, reflejando una significativa mejora en la generación de oportunidades laborales en la provincia.
Respecto a la inflación, el Barómetro Económico proyecta un promedio anual del IPC del 2,4% para 2025, con una disminución prevista hasta el 2% en 2026, acercándose así al objetivo establecido por el Banco Central Europeo.
El documento también subraya una recuperación de la creación de sociedades mercantiles durante el segundo trimestre del año, tras un inicio más débil en comparación con periodos anteriores. Por otra parte, destaca el repunte positivo en indicadores clave como el consumo de energía eléctrica, que registra cifras superiores a los años anteriores, y el índice de confianza empresarial, que alcanza niveles máximos durante el segundo trimestre de 2025.
Durante 2024, los créditos al sector privado mostraron una leve recuperación, aunque su valor total sigue siendo inferior al registrado en el primer trimestre de 2016. En comparación regional, Sevilla presenta una evolución algo mejor que la media de Andalucía, aunque sus créditos totales son ligeramente menores que los del mismo trimestre del año anterior. En cambio, Andalucía experimentó una caída de 0,6 puntos porcentuales.
En cuanto a los bienes hipotecados, el año 2024 cerró con un repunte tras un periodo de alta volatilidad. El inicio de 2025 muestra mayor estabilidad tanto en Andalucía como en Sevilla. En esta última, el indicador continúa en ascenso, superando claramente el nivel de diciembre de 2024. Aunque en marzo se observó una ligera caída, el segundo trimestre comenzó con mejor desempeño. A nivel autonómico, el comportamiento es similar, aunque menos marcado, y se anticipa una posible desaceleración en los próximos meses.
Sin embargo, no todos los indicadores muestran resultados positivos. Las exportaciones experimentaron una caída significativa en el primer trimestre de 2025, lo que afectó negativamente al saldo comercial provincial. A pesar de esta caída, las importaciones han registrado una reducción más moderada, lo que ha limitado parcialmente el impacto negativo.
La economía mundial atraviesa una fase de transición caracterizada por la persistencia de tensiones comerciales, especialmente por la política arancelaria de Estados Unidos (EE. UU.), que frena el crecimiento global y genera incertidumbre. A pesar de una tregua con China y acuerdos puntuales, los aranceles siguen altos y afectan al comercio internacional. Las proyecciones de crecimiento económico apuntan a un crecimiento desigual entre bloques: lento en economías avanzadas y más dinámico en las emergentes. EE. UU. se enfrenta a un escenario cercano a la estanflación, con bajo crecimiento, alta inflación y desequilibrios fiscales. En Europa, el crecimiento varía por país, con Alemania y España mostrando mejor comportamiento que Francia o Italia. La inflación se modera, pero persisten señales de debilidad económica. En China, la actividad se desacelera y la confianza empresarial cae, mientras las exportaciones crecen gracias a la diversificación comercial.
La economía mundial atraviesa una fase de transición con menor tensión comercial pero alta incertidumbre. EE. UU. mantiene aranceles elevados, afectando el comercio global y provocando una desaceleración económica. Se espera un crecimiento mundial del 2,9% en 2025, con diferencias entre regiones: economías avanzadas crecerían poco (1,2%), mientras que las emergentes lo harían más (3,2%). España destaca con un 2,4%. EE. UU. enfrenta riesgos de estanflación, con bajo crecimiento, alta inflación y deterioro fiscal. Aunque el empleo sigue fuerte, el consumo y la confianza se debilitan. En Europa, el crecimiento es desigual y el clima empresarial muestra pérdida de dinamismo, aunque el desempleo está en mínimos históricos. La inflación se modera, sin señales de presión.
China muestra una desaceleración en producción, consumo y exportaciones, aunque mantiene cierta estabilidad. Las tensiones comerciales persisten, y las negociaciones avanzan lentamente.
En cuanto al turismo, aunque las pernoctaciones iniciaron el año con cifras inferiores a lo esperado, han ido recuperándose progresivamente a lo largo del segundo trimestre, situándose finalmente en niveles similares a los del año anterior.
Francisco J. Tato Jiménez, decano del Colegio Profesional de Economistas de Sevilla, María del Carmen Delgado, directora ejecutiva del Barómetro y responsable del Departamento de Economía de la Universidad Loyola, y Rafael Peral, representante de Caja Rural del Sur, presentaron conjuntamente estos resultados. Durante su intervención, destacaron la importancia de mantener una gestión prudente y coordinada frente a las incertidumbres económicas internacionales, como las tensiones comerciales globales y los riesgos geopolíticos, que podrían influir en la trayectoria económica de la región en los próximos años.
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